viernes, 15 de julio de 2016

Fidel Castro, hasta en la sopa.

Por Iván García.

Fidel Castro, hasta en la sopaEl barbudo Castro, célebre por sus extensos discursos, patrocinador de focos guerrilleros en América Latina o África y promesas utópicas, se jubiló por enfermedad tras 47 años en el poder. Pero como un fantasma incorpóreo aparece a cualquier hora en la vida de los cubanos.

“Hace unos días escuchaba un juego de béisbol por la radio y en los entre innings, como cortina, utilizaban trechos de discursos de Fidel. En la televisión sucede lo mismo. No hay presupuesto para publicarle a escritores jóvenes, pero este año las editoriales del libro van a divulgar 25 textos de Fidel o sobre su vida. De tranca, mi hermano, si pudiera me fuera para la luna”, indica Renato, quien vende DVD pirateados en la calzada de Monte, en el centro de La Habana.

Es una ofensiva ‘revolucionaria’ para recordar y agasajar al ‘invicto comandante’. En una tarima empercudida de un agromercado en el municipio Diez de Octubre, al sur de la capital, mientras pregona ‘Vamos, se acabó el abuso, compra tu piña a ocho pesos aquí’, un dependiente, rodeado de mangos verdes y guayabas maduras, con un trozo de cartón espanta las moscas y lo usa como abanico para echarse fresco. Detrás, una pintura de Fidel Castro y una consigna que se antoja redundante: Socialismo o Muerte.

“Ya las frases de Fidel, el Che o Martí en cualquier valla publicitaria se han convertido en una rutina que la gente ni caso le hace. No sé las personas más viejas, pero los más jóvenes ni se acuerdan de Fidel. Es como si estuviera muerto. Y que me perdone Dios, pero para mí ya él es algo lejano en el tiempo”, confiesa el vendedor.

Las costumbres se convierten en leyes no escritas. Para el gobernante partido comunista, en el preámbulo de una ceremonia patriótica, inauguración de una industria o simplemente por manía, es de buen gusto citar a Fidel Castro de carretilla.

Hay citas para todos los gustos. A la carta. Igual se recuerdan sus hazañas durante la invasión de Bahía de Cochinos, que su pronóstico exacto para predecir la trayectoria de un huracán o aquella semana de la primavera de 1999 cuando el ‘infalible’ Castro adiestró, menú de comida incluido, a la selección nacional de béisbol que topó frente a los Orioles de Baltimore.

En los murales de centros de trabajo, escuelas o instituciones estatales no faltan frases suyas. El mismo hombre que auguró hecatombes nucleares, el fin del capitalismo o vaticinó que Cuba exportaría carne de res y malangas, regresó de nuevo al plató.

Los delirios y mitomanías de Castro necesitan varios tomos para compilarse. Siempre nos vendió la imagen del chico más adelantado de su clase. El que vislumbró el peligro antes que cualquier otro. El mariscal más inteligente. Genetista en jefe. Ganadero de calibre. Pívot excepcional de basket. El que pudo escapar a más de 600 planes de atentados de la CIA. El hombre que estaba por encima del bien o el mal.

Diez años después de jubilarse del poder, parecía que disminuiría el culto a su personalidad fabricado por el departamento de orientación y propaganda del comité central del partido. Y ciertamente disminuyó.

En el tiempo se desdibujaban aquellos lemas al mejor estilo de la etapa estalinista: Esta es tu casa, Fidel; Pa’lo que sea Fidel, pa’lo que sea; Comandante en Jefe, ordene; Que tiene Fidel que los americanos no pueden con él; La suerte de Cuba es tener a Fidel o El mejor estadista del siglo XX.

Pero la cercanía de su 90 cumpleaños, el 13 de agosto, ha servido de pretexto para retomar y aumentar, la propaganda frenética con leves tintes de misticismo y superchería barata. Los paleros hacen sacrificios en su nombre. Los santeros nuevos resguardos. Ñáñigos, masones y espiritistas oran para que dure cien años.

La idolatría exagerada, que desató llantos y gritos histéricos en la sala plenaria del último congreso partidista, el pasado mes de abril, rebasó el sentido común cuando en una conferencia efectuada en Bayamo, titulada Nada tengo mientras no tenga Patria, Reynaldo Suárez, máster en Estudios Cubanos y Caribeños y doctor en Ciencias Jurídicas por la Universidad de Oriente, aseguró que Fidel Castro está ‘protegido’: “Su liderazgo tiene que ver con su capacidad de supervivencia, con la suerte, el azahar. Es algo que traspasa la dialéctica. Es un tipo que está unta’o, que tiene capacidad de convertir los fracasos en victorias y que fue capaz de construir la revolución más profunda y radical que se haya conocido”.

Como si se tratase de un tipo dotado de protecciones esotéricas y de buena fortuna, algo así como un ser ungido que debe ser declarado ‘patrimonio de la nación cubana’.

Y las conmemoraciones no paran. Hasta que termine el año se anuncian conferencias, charlas y cantatas por el onomástico noventa del viejo líder.

Más adulación imposible. Aún no estamos al nivel del manicomio norcoreano. Pero casi.
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