Editorial de Primavera Digital
El régimen militar totalitario y dinástico de la familia Castro quiere y necesita miseria para sostener su abominable mandato. Entonces, y a pesar de los escándalos de corrupción más recientes, de que los herederos sin gloria compran haciendas en Chile, pasean por el Mediterráneo en yates de lujo, afirman pública y oficialmente: “…no se permitirá la concentración de la propiedad y la riqueza en personas naturales y jurídicas no estatales, conforme a lo legislado”.
Afirman la miseria material sobre Cuba y sobre todos los cubanos. ¿Cuál es la razón para esto? Ser libre y no depender económicamente del estado es algo que la dictadura más cruel y duradera de este y otros continentes, no permitirá jamás al pueblo cubano. De esto y del terror y la intimidación, depende su existencia y la continuidad de la pesadilla.
La masturbación especulativa denominada marxismo, y más adelante ‘marxismo-leninismo’, no consiguió resultado exitoso alguno en ningún lugar del mundo en que se entronizó. Fracasó absolutamente en cuanto lugar del mundo en que consiguió asentarse. Las secuelas de aquel horror marxista fueron la articulación de una pesadilla antidemocrática, el totalitarismo. Este trajo aparejadas limpiezas étnicas, clasistas y exterminios. Los exterminios fueron de judíos, kulaks, gitanos, eslavos, ucranianos, camboyanos, etc.
El totalitarismo del siglo XX, desde su cuna, fue revolucionario y de izquierda. Fue socialista, falangista, nacional-socialista, marxista-leninista, castrista, bolivariano, de acuerdo a la orientación de los líderes revolucionarios profesionales promoventes. Entre Lenin, Hitler, Franco, Mussolini, Hugo Chávez, Pol Pot, Fidel Castro, Stalin y Mao, las diferencias son de forma, pero nunca de contenido. En su momento, todos proclamaron servir los más altos ideales y propósitos de sus pueblos respectivos. Para llevar adelante el “servicio social” promovido, abolieron todas las libertades y derechos en aquellos momentos conocidos y degradaron a sus pueblos en la medida en que resultó necesario para la consecución de sus necesidades e intereses políticos. Si bien Lenin, Hitler, Pol Pot y Stalin se destacaron con sus limpiezas étnicas, clasistas, etc., y los exterminios vinculado con estas, Mussolini, Franco, Fidel Castro y otros, no incurrieron en estas abominaciones. ¿Esto les hace mejores?
Lo que nadie podrá negar es que los horrores que se vieron, tuvieron lugar porque hubo una permisibilidad y una complacencia internacional afirmada frente a tales espantos, cuando estos comenzaron. En cada uno de los espacios en que los horrores se hicieron presentes, estos precisaron para tener lugar que la riqueza y la independencia económica se limitaran al círculo limitado para esto por los líderes mandantes. La ausencia de derechos y libertades, la miseria compartida y la dependencia del estado fueron ingredientes esenciales para la cocción de la sopa o la caldosa de horrores en preparación.
Entonces, cuando de horrores se trate, da lo mismo Adolfo Hitler y Fidel Castro que Adolfo Castro y Fidel Hitler, Benito Mussocastro que Raúl Castrolini. Si el resultado será o es miseria compartida, dependencia de un estado patrón abusivo, ausencia de derechos y libertades, represión y degradación ciudadana, dejemos ya las diferencias de forma y atengámonos al contenido.
¡Que cese la permisibilidad y la complacencia con los hacedores de miseria y con el horror totalitario!
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